martes, 27 de noviembre de 2007

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Los días pasan y la vida por Madrid se hace rutinaria. Era sábado y hacia una mañana magnifica, el típico día alegre y soleado de Junio donde el sol empieza a ser insoportable por la llegada del verano.

- Tony, que te parece si nos tomamos un menú del día en el Calatrava? – Isaías propone ir a comer al típico bar debajo de casa.

- No Isaías no, yo ya tengo un pescadito en un tapper descongelándose en casa... umm, y vamos no soy tan vago de bajar al bar de abajo a que me lo hagan. – Tony responde rotundamente a la vez que se le hace la boca agua pensando en su comida.

Siguen paseando por la calle e incluso esquivando la multitud de gente que había salido de compras ese sábado por el centro.

- Perdon! – Tony se disculpa de una persona que había empujado sin querer.

- Isaías! Donde narices te has metido ahora? – Tony esta buscando a Isaías por detrás.

- Hey! Aquí estas! Que haces aquí parado? – Tony pregunta a Isaías.

- Creo que he cambiado de idea, entremos a esta tienda que quiero mirar algo, y además me pediré un bocata. – Isaías cambia de rumbo y decide entrar una tiendita donde vendían de todo: revistas, periódicos, refrescos, dulces y al fondo hacían también bocadillos para llevar.

Este cambio de rumbo se debía realmente a una chica, a Isaías le había gustado de repente la chica que vendia bocadillos al fondo de la tienda. Esta chica era joven, y tenia una sonrisa muy bonita la verdad. Era una de esas chicas que están siempre felices y sonriendo a todo el mundo.

- Has visto que niña mas mona? – Susurra Isaías a Tony en oido, mientras entraban en la tienda.

- Bueno, pues sí, buen ojo! Ahí te he visto bien!... – Tony le da la enhorabuena por haberle hecho parar a admirar a la joven dependienta.

- Que comisuras! Que labios más chulos! – Se dijo Isaías a sí mismo, según se iban acercando a la barra.

Después de esperar un rato en la cola, les toca el turno de pedir bocadillo.

- Si, que desea. – La chica de las comisuras pregunta de forma normal a Isaías, como si fuera otro cliente más.

Aunque eso si, la chica no se fijo en el amigo de Isaías, ignorando al resto del mundo como si no estuvieran, y se quedo mirándole solo a el, clavando su mirada en los ojos de Isaías y sobretodo muy sonriente. Ni Isaías, ni Tony, ni nadie seria capaz de descifrar si se trataba de un trato normal o si realmente habían conectado. No se sabia si la chica de las comisuras estaba sonriendo a Isaías por cortesía o por enamoramiento.

Ahora el turno de elegir los ingredientes a poner en el bocadillo, y bueno, Isaías nunca había sido malo en esto, así que intento dar un mínimo de conversación.

- Eh... bueno, la verdad que todo tiene buena pinta, umm... Que me aconsejarias? – Pregunta Isaías a la chica.

Ella tampoco se corto un pelo en hablar con el como cliente.

- Gracias, no sé... Coge lo que te apetezca, normalmente me piden jamón con tomate. – Responde la chica de las comisuras alegre.

- Bueno, pues te haré caso, ponme un de esos. – Isaías responde.

- Seguiré tus sabios consejos! – Añade Isaías un poco mas tarde.

Una vez que ya pasan a pagar el bocata, Isaías pide a Tony que vaya saliendo porque el quiere intentar hablar con ella de nuevo.

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Resumen:


Ira a la tiendita y se quedara enamorado de su vendedora y sus comisuras…

Pero solo lo piensa, después va a la zona de los periódicos a preparar el plan de ataque y pensar que decirle.

Molesta a otro comprador…

Vuelve y dice con miedo:
- Tienes…
- Perdone, q tengo que?
- Tienes unos bocadillos riquísimos …

Los 2 realmente piensan y hablan con sus amigos, de lo pasado… Pero, se vuelven a ver como si nada…

Se habla un poco de alguna otra anécdota chula del grupo, algo atractivo.